Domingo Alberto Rangel M.

Por ser jòvenes y parecer pobres a nombre del estatismo matan tres estudiantes...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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Es evidente: Toda la sociedad reaccionó indignada a raíz del vil asesinato de los estudiantes de la Universidad Santa María y no era para menos.

 

Ante casos tan escabrosos como este no hay polarización que valga porque aquí podrán abundar los hipócritas pero no somos sanguinarios los venezolanos.

 

La sangre joven derramada hirvió como si hubiese vuelto a la vida en los corrillos callejeros, columnas de prensa, editoriales de los medios radioeléctricos y por supuesto en esa mezcla de dolor, rabia y temor expresada por los compañeros de muertos y heridos.

 

Sin embargo y más allá de las naturales protestas, algunas de las cuales parecen estar buscando votos y no proponer soluciones, es oportuno recordar que ni es la primera vez  que policías delincuentes asesinan a personas en Venezuela ni tampoco la primera ocasión en que gobernantes, gobernados, políticos, curas y periodistas ofrecen soluciones a esta aberrante situación que nos coloca entre los países donde la civilización de los Derechos Humanos está menos desarrollada a pesar del articulado que a ese respecto proclama lo contrario en la Constitución de 1999.

 

Todos ofrecen pero igual estos hechos siguen ocurriendo.

 

ERAN JOVENES Y PARECÌAN POBRES...

 

Al respecto y en ánimo de plantear soluciones debo decir que los jóvenes muertos cometieron dos “crímenes” ante los ojos de sus victimarios: El primero ser jóvenes y el segundo parecer pobres.

 

Si esos desafortunados muchachos se hubiesen topado con la DIM en una urbanización de la clase media caraqueña aún estarían vivos; robados de sus pertenencias como celulares, relojes y carteras, pero vivos, porque por muy igualitaria que pretenda ser nuestra sociedad, en realidad no lo es y los policías asesinos calcularon que podían matar unos muchachos en un barrio que paradójicamente se llama  “Kennedy” y simular un enfrentamiento para justificar las muertes porque en Venezuela el Estado de Derecho no incluye a los más débiles y esos evidentemente son los pobres que son mayoría cuando la economía se maneja con criterios estatistas.

 

Si los estudiantes asesinados se hubiesen topado por el contrario con una “Comisión” de Poliguárico, en una desolada carretera llanera,... probablemente hoy día habrían muerto todos y hasta prosperaría la hipótesis del “enfrentamiento” con siembra de armas incluida por parte del CICPC que habría acudido solícito a reparar lo irreparable.

 

A este respecto anoto que aún siendo la DIM un organismo de policía política ignoraban sus agentes que debido a los cambios ocurridos a partir de 1998 ahora viven gentes pobres en las urbanizaciones donde supuestamente solo accede la clase media y también hay muchachos de barrio cuyas familias o ellos mismos pueden hacer el esfuerzo de financiar una carrera universitaria en universidades privadas cuyas mensualidades están en el orden de dos salarios mínimos.

 

El otro problema es el acoso constante que los jóvenes soportan de parte de todas las policías porque en esto solo varían los grados del acoso pero igual actúan las policías nacionales como las descentralizadas.

 

LA MATANZA PUEDE REPETIRSE

 

Por más que proteste y pida excusas en su programa semanal el ciudadano Presidente, al cual no se le puede responsabilizar por estas muertes más allá de cierto punto, es muy difícil que este tipo de asesinatos no vuelvan a repetirse en el futuro.

 

Al menos no en Venezuela, y allí entro a esbozar soluciones, en tanto no se supere en nuestro país el estatismo que como filosofía de vida es la ley con que gobiernan en Venezuela los Presidentes desde que el catire Páez acaudilló la separación de la Gran Colombia.

 

¿No se dan cuenta los lectores que en el fondo los asesinos actuaron creyendo que ellos, por ser representantes del Estado, tienen o tenían para el momento del asesinato, mayores y mejores derechos que unos estudiantes que solo representaban las individualidades de cada uno de ellos?

¿Que le puede importar la vida de nadie a un policía que se cree libre de toda responsabilidad solo por representar un ente colectivo al que cree superior a los derechos individuales de cada ser humano?

 

¡Esa es la manera de pensar del estatismo que explica en gran parte las razones de nuestro fracaso y ante esto de poco vale que el propio Estado haya actuado correctamente una vez conocidos los hechos que condujeron a la matanza en el Barrio Kennedy!

 

Y frente a ese mal que ayer mató a tres estudiantes pero que cada día mata más gente por vía del empobrecimiento generalizado solo queda enfrentar las cosas desde la trinchera del individualismo liberal y libertario que es el único sistema de pensamiento que en estos días puede garantizar prosperidad y vigencia de los Derechos Humanos.

 

¡Cualquier otra propuesta que venga de la izquierda estatista y estatólatra es pura paja!
















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