Domingo Alberto Rangel M.
Cancelamos la discusión del Presidente transitorio...













Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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Nos preguntan y respondemos: El tema de la candidatura presidencial post revocatorio en parte es como contar los pollos antes de nacer, pero no por ello deja de ser asunto importante y vital.

Lo es porque nuevos retrocesos en materia económica nos llevarían a intolerables niveles africanos mientras que por otra parte cambiar el gobierno por vía del revocatorio no tendría sentido si a el o la compatriota a la cual le toque completar este período hasta el 2006 no comienza de inmediato a desmantelar la estructura que impide crear riqueza en Venezuela.

De no hacerlo estaríamos jugando al "quítate tu para ponerme yo" que tanto daño le ha hecho a nuestra Nación.

Pero hablaba de contar pollos antes de nacer y en ese sentido lo que debemos descartar son las encuestas más o menos trucadas -la misma persona puede votar varias veces por el mismo candidato- con las que candidamente se supone que "el pueblo opositor" decide quien será el candidato para la transición.

Esta práctica a juicio nuestro no tiene sentido político en un país en el que internet por los momentos no es un bien masivo como puede ser la harina de maíz precocido y debemos recordar que ninguno de los candidatos a constituyentes que "punteaban" en la red salió diputado.

Pero tampoco se trata de arriesgar el revocatorio que es la primera prioridad y lanzarnos antes de tiempo a una campaña de pitos y banderas con poco o ningún contenido.

 

Revocatorio sin contenido no sería solución

 

¿Puede un país devastado, cuyos indicadores han sufrido caídas similares a las de pueblos en guerra darse el lujo de escoger candidato a Presidente por métodos similares al de Miss Venezuela?

Dejémonos de vainas.

El Presidente de la transición no será escogido para que reparta el poder como si se tratara de trozos de salchichón entre todos los políticos que manifiesten "oponerse" al gobierno del señor Chávez.

¡Con ese criterio cuidado y hasta José Vicente Rangel termina siendo ministro "transitorio"!

Al Presidente que Venezuela escoja para terminar el período hasta el 2006 le corresponde mejorar la situación del empleo sin caer en los errores de aquel Plan de Emergencia que tanto daño le hizo a la democracia en sus comienzos. También debe poner orden en las calles porque eso es lo que pide el pueblo en las encuestas y no desde ahora sino desde hace décadas.

El Presidente transitorio intentará gobernar un país cuya renta petrolera per capita -lo que el Estado gasta anualmente por cada ciudadano- se estimaba en los años setenta, según el economista Francisco Rodríguez, en unos 1500 dólares y desde finales de los años noventa cayó a la quinta parte.

 

Transición con pocos recursos y muchas ideas

 

En una palabra: ¡El Presidente transitorio no tendrá muchos recursos pero encabezará un Estado que lleva años prometiéndole al ciudadano darle "todo" desde la cuna hasta la urna! Ante esa situación no podrá tampoco quedarse de brazos cruzados culpando al gobierno anterior porque por allí estará Chávez esperando para el 2006.

 

Un líder presionado

 

El transitorio dirigirá un gobierno que será presionado por grupos organizados que acaparan privilegios en áreas donde no dejan que "nadie se meta" porque la competencia no les beneficia.

Un ejemplo de esto es el derecho de pernada que tienen los sindicatos petroleros quienes interfieren la libre contratación, la libre sindicalización y la libertad de trabajo al estilar que cada trabajador ingresado pase primero por las oficinas del sindicato para "ponerse a la orden" so pena de quedarse sin trabajo.

Después se asombran cuando los obreros petroleros hablan de "ventas de puestos", "operaciones colchón" y otros abusos que cometen los jefes de sindicato en la industria.

Eso se debe eliminar

Pero igual el Presidente de la transición tendrá la dura labor de meter en cintura a los gremios profesionales y hasta a Fedecámaras donde remedando la letra del tango "cambalache" junto a empresarios ilustres hay sinverguenzas que seguramente pedirán la extensión del control de cambios... siempre que les aseguren un porcentaje de los dólares preferenciales y cualquier tipo de privilegios.

Pero eso son minucias porque el lomito es el petróleo que mejor se deja como está si no se va a privatizar popularmente como proponemos en RESISTENCIA CIVIL -vender toda PDVSA, pero antes de hacerlo entregar gratuitamente la mitad de las acciones a la población en pago al daño que significa devaluar el bolívar desde 4,30 hasta los niveles actuales, daño que algunos consideramos robo simple-.

La Venezuela posible solo tendrá sentido en tanto y cuanto se organice para servir a la gente decente y trabajadora.

¡Eso lo deben entender principalmente los políticos!

Labor difícil de por sí pero en la cual todos debemos poner de nuestra parte.

A este respecto se puede modificar la recordada pregunta atribuida a John Kennedy porque en Venezuela no solo hay cosas que puede y debe hacer el gobierno de transición sino también cosas que puede y debe hacer la gente.

¿Qué puede hacer el gobierno?

¿Qué puede hacer la gente?

 

Mucho se puede hacer si hay voluntad...

 

Desde el gobierno y en materia de impuestos la transición tiene que ser cautelosa en un país golpeado por la crisis pero en el cual es poco lo que se paga en impuestos.

En México que es un territorio petrolero la gente paga impuestos por el 2,6 % del PIB.

Aquí solo le llega al gobierno el equivalente al 0,2 % del PIB.

¿Qué sucede?

¡Misterios tropicales! Porque a pesar de que los impuestos son altos en Venezuela, tampoco se puede decir que le lleguen a los gobiernos y tenemos lo peor de dos mundos: Precios altos por los impuestos y gobiernos quebrados  debido a que los reales recaudados "no llegan".

 

Prioridad: Fomentar el empleo

 

La transición está obligada a crear empleo y también a bajar los impuestos lo que aparentemente parece una contradicción, pero no lo es.

Menores impuestos y mayor eficiencia en la recaudación podrá ser la meta a lograr pero también empleo nuevo y productivo aún por la vía del endeudamiento.

A este respecto habrá que comenzar a meter en cintura las burocracias y la inercia que desde los gobiernos locales obstaculizan la creación de empleo y riqueza al retardar la patente de industria a negocios que cumplen con los requisitos legales.

Pero, hablábamos de empleo.

El gobierno transitorio podría subsidiar hasta por el 50 % los salarios que se paguen en los nuevos empleos creados para exportar productos semimanufacturados en el país: ¡Eso son las maquiladoras que tanto critica la izquierda pero que en la práctica son una bendición para quien tiene hambre, ganas de trabajar y carece de empleo!

Ojo: No se trata de que empresarios enchufados boten a sus empleados y los reenganchen para que el Estado pague la mitad de la nómina. ¡Hablamos de nuevos empleos!

Por allí soplan los vientos de la transición.

Vientos que en el caso de las maquiladoras -hay otros  ejemplos- perfectamente pueden unir la desesperación de la gente por conseguir trabajo y el deseo de progreso que tiene todo empresario que se precie de serlo.

Vientos que pueden unir las ganas de endeudar a la Nación que tienen algunos comisionistas -no todo endeudamiento es pernicioso- y un mejor ordenamiento territorial.

Para eso se necesita un Presidente que entienda la naturaleza del trabajo que debe comenzar a hacer -la transición es solo el arranque- y que sea capaz de trasmitir ese sentimiento ante el país y exigirlo a quienes lo apoyen.

¡Un Presidente y no un pelele que "reparte" lo que no es de él!

Pero, no contemos los pollos antes de nacer, ahora estamos en otro momento y por ello  en RESISTENCIA CIVIL y el TERCER POLO damos por cancelada la discusión del candidato único.

La del nombre no la del programa por muy "mínimo" que sea porque eso no se puede cancelar sin caer en irresponsabilidades que una vez cometidas después no dan margen para arrepentirse.
















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