Domingo Alberto Rangel M.

El mundo al revés: Capitalismo salvaje en las cárceles y peladera socialista en las calles














Domingo Alberto Rangel M.





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Cuentan que José María Corredor (a) “El Boyaco” se daba la gran vida en los calabozos de la Disip.

 

Los presos políticos que estuvieron detenidos en ese organismo o en la Digepol de la Cuarta y la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez como es el caso de mi padre, para no hablar de la Rotunda del general Juàn Vicente Gómez, se asombran cuando escuchan que en la policía política algunos presos tienen celular, televisión por cable, internet y un largo listado de items entre los cuales destacan compañía femenina y comida a la carta traída desde los mejores restaurantes.

 

Son opciones costosas pero para eso es la plata dirá el señor Corredor.

 

Es probable sin embargo que el evadido ignore las predicas socialistas del ciudadano Presidente en las que Hugo recomienda igualdad ante todo.

 

También es probable que el primer mandatario no sepa que  para algunos detenidos la Disip es casi un hotel de cinco estrellas.

 

Y digo casi porque en otras circunstancias el Boyaco quizás sería un liberal que por amor a la libertad abandona un sitio donde no lo trataban mal.

 

Hay sin embargo dos aspectos a destacar en referencia a la por lo demàs explicable fuga del señor Corredor.

 

El primero que se equivoca el Presidente cuando aplica correctivos contra los excesos del capitalismo.

 

Concedo que existen áreas donde el gobierno debe garantizar socialismo para todos, pero esas áreas ni por asomo son las que Hugo Chávez señala desde “Aló, Presidente”.

 

Socialismo debe existir en las cárceles donde todo preso o

detenido debe ser tratado de igual manera sea narco o pelagatos.

 

Y capitalismo libre y popular debe existir en la calle  para que se produzcan riquezas y la gente prospere.

 

El otro aspecto a destacar tiene que ver con la contradicción que existe cuando un gobierno por un lado se enfrenta a los Estados Unidos pero al día siguiente entrega jugosos contratos petroleros a las transnacionales texanas y además se asusta cuando la fuga del Boyaco puede enfadar a la DEA.

 

¡Lo mejor serìa que contraten al doctor Edmundo Chirinos a ver si ese siquiatra les resuelve el enredo!

 
















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