Domingo Alberto Rangel M.
"Generosos" los estatistas: Regalando lo que no es de ellos
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Un camino plagado de trampas y diseñado por y para
tramposos, como es el de los revocatorios, no puede terminar de otra manera que con abusos y zancadillas. Sin
embargo y en honor a la verdad, a la fecha en que escribo estas líneas se han logrado las metas que nos fijamos lograr en
el Reparo Presidencial para el primer día. A
esta misma fecha aún faltan las dos terceras partes del tiempo estipulado y las conjeturas son difíciles de hacer por lo de
las trampas y zancadillas, no obstante soy optimista y veo gente trabajando con tesón que es lo importante. Pero,
como estamos en pleno desarrollo de los acontecimientos, para decirlo con frase tomada del cíclope de Dossier, es mejor escribir
de otro tema porque el margen de error es considerable en un proceso en el que son muchos los participantes dispuestos
a torcer las tramposas reglas del juego. Por
eso pido que me perdonen los lectores pero cambio de tema. A
ese respecto les confieso que veo poca televisión pero en días pasados mientras "cambiaba de uno a otro canal" vi
parte del TELETON en momentos en los que se recibían donaciones del público. En
mi mente afloraron entonces las imágenes de otras épocas en las que ese vehículo comunicacional que es la televisión impulsaba
como ahora la solidaridad con los que menos tienen. En
este caso con los niños de la calle que repentinamente tomaron importancia gracias al ciudadano Presidente
que por una parte derrama lágrimas de cocodrilo por esos pequeños sin hogar mientras que por otra empobrece aún más al país
y gracias a sus políticas estatistas aumenta el número de estos niños desamparados a los que sin embargo afirma
querer tanto. Pero, volviendo a otros tiempos, recordé cuando ese insigne y muy decente venezolano y republicano
español que en vida se llamó Antonio Aragón, pedía en los medios donativos
para los niños del Páramo y se recogía mucho dinero de donantes la mayor parte anónimos porque del pote acumulado la mayor
parte la ponían ciudadanos comunes y corrientes para quienes donar en moneda nacional el equivalente a veinte dólares no era
una carga capaz de desequilibrar el presupuesto. Fue
entonces cuando caí en cuenta que el TELETON es un retrato hablado de la Venezuela actual: Un país en el que el Estado es
el poderoso capitalista mientras que la sociedad está empobrecida y es poco lo que puede dar para los niños de la calle en
este caso. ¿No se dan cuenta los cronistas que entre los gobernadores de Miranda, Aragua y Carabobo
-unos de oposición pero el de Aragua revolucionario- se recaudaron casi la mitad de las donaciones? ¿No
se dan cuenta los cronistas y los que quieren cambiar el país que si bien es cierto que ese dinero posiblemente será
bien utilizado, no por ello se puede decir que va a ser invertido en los fines propios del Estado porque por muy
loable que sea una colmena del TELETON no es ni puede considerarse como función del estado y mucho menos podría ser el
substituto de ninguna institución propia del Estado? No
me quiero meter en los intríngulis presupuestarios sobre si las respectivos Consejos Regionales aprobaron las transferencias
mil millonarias. No
quiero tocar la melodía de si esos recursos se deben invertir en las regiones que representan cada uno de los gobernadores. Si digo y diré hasta que alguien me convenza que estoy equivocado, que esos reales no son
de Salas, Mendoza y Didalco Bolívar; aun cuando reconozco que de concretarse los donativos esos gobernadores no ganarán mucho
y más bien saldrán perjudicados ya que más adelante no tendrán recursos para atender sus propios necesitados. Pero,
por encima de la diatriba de la política menuda hay cosas importantes que se pueden sacar como conclusiones a partir del TELETON. Una
es que como he dicho esos fondos no se van a invertir en los fines propios de cada estado porque en Miranda, Aragua y Carabobo
faltan recursos en el Sistema de Justicia, por poner un ejemplo de fines propios del Estado, sistema que incluye las policías
como agente disuasivo, los jueces y fiscales como administradores de las leyes y las cárceles donde van a parar quienes
al infligir las leyes le causan daños a sus semejantes. Otra, que es una prueba del fracaso del estatismo el que para unos gobernadores no es un
problema donar 1300 millones mientras que para la gente y sus empresas si, incluso para las que hacen grandes negocios con
el Estado o están intervenidas en exceso por el mismo como son las que pertenecen al sector bancario y de telecomunicaciones. De estas simples observaciones se concluye
que hasta del TELETON puede aprender algo quien quiera hacerlo. Por ejemplo que la diferencia
entre gobierno y oposición debe y puede pasar porque cada quien tenga su propia especifidad, sin necesidad de agredirse unos y otros. Para
un gobierno estatista como el nuestro -y los de la Cuarta república tambien- no debe ser extraño que los grandes contribuyentes
del TELETON sean funcionarios de las distintas ramas del Poder Ejecutivo. Una oposición que encarne las
esperanzas de la gente común, como es el venezolano empobrecido que desesperado marcha, firma y repara, por el contrario
está obligada a luchar, en todo tiempo y lugar, para que en el futuro esto no
ocurra, y que en años venideros sean los venezolanos comunes y silvestres quienes puedan donar sus reales
voluntariamente al TELETON o a lo que les de la gana. Y que el Estado invierta en sus
fines propios lo que nos quita en impuestos en vez de gastar subliminalmente en hacerle propaganda a su funcionarios. Así las cosas, como diría cierto personaje. |
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