Domingo Alberto Rangel M.

Dos Cumbres inútiles...














Domingo Alberto Rangel M.





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Recién terminaron dos Cumbres presidenciales y creo que es necesario explicar los magros resultados de las mismas. Siendo así comienzo recalcando que a contrapelo con lo que afirman los cables de analistas internacionales a mi modesto entender los habitantes (as) del continente americano  no ganamos nada con estas Cumbres y que mejor y más justo hubiera sido que los gastos los rifaran entre los pobres.

Bueno, cuando digo que “no ganamos nada” me refiero a la gente común y silvestre que somos la inmensa mayoría de los habitantes del continente americano. No incluyo en esta observación a los gobernantes de cada país que atendió a las dos Cumbres y tampoco a los empresarios asociados a cada uno de estos gobernantes porque esa gente si no ganó nada extra de todas maneras no lo necesitaba porque con los monopolios que le brinda el creciente estatismo ya tienen más de una vida asegurada.

En Cumaná hubo una reunión en la que todo estaba previamente decidido porque la estrategia sólo contemplaba abordar temas de la política y la había  fijado con antelación el manager que desde la cama de enfermo dirige a su hermano Raúl, al resto del equipo y a su mayor fanático, Hugo.

Los amigos del Alba tardaron dos días de retórica seudo revolucionaria para terminar coincidiendo con el resto de América que no fue invitada a Cumaná, ya que hasta el señor Barak Obama, que sigue siendo el toro madrinero en esta comarca, parece dispuesto a llegar a un acuerdo con el gobierno cubano a condición de que se consiga una salida que deje bien parado el honor de los Castro y de Estados Unidos porque el Complejo Militar-Industrial no tiene nada que  protestar una vez asegurada la escalada de gastos en Afganistán de donde saldrán los estadounidenses con el rabo entre las patas pero más tarde.

En Trinidad se repitió pero con más efectos teatrales la farsa de Cumaná: Las clases políticas del continente hablan de los pueblos pero cuando se reúnen para acordar soluciones solo piensan en si mismos y en sus aliados económicos que es casi lo mismo.

Si alguien decide recorrer la América, desde los Estados Unidos hacia el sur porque en la patria de Obama aunque muchos no lo crean el tercermundismo avanza y los cambios necesarios no aparecen, el viajero caerá en cuenta de que las quejas de la gente apuntan al bolsillo vacío –salvo en USA donde aún no llegan a tal extremo pero van por buen camino-, y a la violencia e inseguridad que estrecha la vida cotidiana de la gente común y silvestre que nuevamente insisto somos  mayoría.

Esos temas no se tocaron y la pelotera de las Cumbres giró alrededor de las salidas al bloqueo que irracionalmente mantienen los gringos contra la isla controlada por los hermanos Castro Ruz. O a la pendejera que es mantenerse pendiente de si Obama saludaría a Chávez o si el presidente venezolano seguiría fiel a sus fanfarronadas y le iba a hacer un desaire al gringo. Desaire que no ocurrió porque una cosa es mandar a detener al hijo de Raúl Baduel que por bocón se la buscó, pero que no tenía posibilidades más allá de protestar por la prisión de su padre... y otra hacerle una pachotada al Presidente del Imperio.

Eso jamás porque el mapurite sabe a quien perfuma y para Obama solo hubo floripondios y un libro viejo. Ya veremos que hace el Presidente venezolano cuando el gringo le de la primera zancadilla pero ese no es el caso.

El caso es que el tema de la economía no se tocó en Port of Spain y ningún Presidente se atrevió siquiera a esbozar la salida del libre comercio aún limitado a los habitantes de este continente.

Los presidentes después de comer bien y tener sus coloquios, hablaron los unos de viejos acuerdos comerciales que planteaba Bush II mientras que los otros publicitaban las ventajas del Alba que plantean Fidel y sus aliados: Ninguna de las opciones soluciona el problema de la pobreza ni en este siglo ni en el otro.

Ni el ALCA ni el ALBA están diseñados para que la gente pueda comerciar en libertad y en vez de aumentar los intercambios comerciales y la producción en estas tierras –léase posibilitar que aumente el trabajo- lo que garantizan estos acuerdos entre pillos son monopolios y  enriquecimiento seguro para los amigos de los gobiernos.

Para los amigotes de Obama y Uribe Velez, por poner un ejemplo en el primer caso; o para los de Evo Morales y Chávez en el segundo. Nada más.

Y sobre la violencia los resultados son aún más patéticos: En ninguna de las dos Cumbres los valientes jefes de estado que usaron las Cumbres para dragonear como herederos de aquel Tartarín de Tarascón de la picaresca española, osaron siquiera mencionar la despenalización de ciertas drogas como el comienzo del fin del poder de mafias que fomentan la violencia y el terror en nuestras tierras. De mafias que sobornan políticos, curas, periodistas, policías, banqueros, militares, aduaneros y matan a quien se les atraviese porque estos estados multipropósito difícilmente pueden enfrentar este tipo de retos.

Así las cosas a pesar de las Cumbres por desgracia en esta América seguirá campeando la pobreza y el terror.
















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