Domingo Alberto Rangel M.

Hablando de Unidad: Ese pájaro no es mio...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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En atención a un vecino que me exige abordar en el Tercer Polo el tema de la falta de unidad que según el disminuye las posibilidades de la oposición, aprovecho la ocasión en que el Ministerio Público acaba de pedir la prisión de Manuel Rosales para abordar la exigencia del vecino y amigo a quien le expliqué de todas maneras que a lo mejor no le iba a gustar lo que pienso sobre este asunto porque los venezolanos llevamos muchos años dejando que otros razonen por nosotros y a pesar de lo que se diga la verdad es no estamos acostumbrados a razonar. Y la unidad como política es una tema que debe ser objeto de debate como todas las cosas importantes.

 

Así digo que en principio nadie se opone a la unidad porque es perogrullesco que “mientras más masa más mazamorra”. Solo que la masa debe ser de la misma especie porque de otra manera la mazamorra resulta indigestante.

 

Bien, dicho esto paso a recordar que aunque no es bueno hacer leña del árbol caído, la ocasión signada por la posible detención de Manuel Rosales no podría ser mejor para demostrar que la política de unidad a troche y moche tiene piernas cortas aparte de que es la que más le conviene a quien quiere mandar hasta que la naturaleza se lo impida. Al estilo del comandante Castro Ruz en Cuba y en nuestro país con el general Juan Vicente Gómez.

 

La unidad exigida por el vecino antes que nada tiene que ser de iguales porque ¿qué razón tiene unirse con quien piensa o actúa de manera repugnante según nuestros principios?

 

¿Y no es repugnante y contrario al objetivo por el que se lucha que el aspirante a líder de la oposición ande comprando conciencias, regalando costosisimos relojes a dueños de medios regionales, comprando mansiones en el exterior bajo testaferros etc.?

 

Señores y señoras la única unidad posible es la de quienes comparten el mismo sueño. Sueño que obviamente debe ser en positivo, algo más que el “Chávez, vete ya” que hace años inventamos sin darnos cuenta de cuan pobre lema estábamos proponiendo.

 

Unidad si pero de quienes tienen la misma manera de ver al mundo sobre todo frente al socialismo colectivista, estatista y demagogo.

 

Unidad se necesita pero de quienes están dispuestos, incluso a riesgo de la vida, a luchar por ideas distintas a las del gobierno. Por adelantar programas que se puedan llevar a cabo desde el consejo comunal hasta Miraflores para mejorar las cosas y enrumbar el país por sendas de progreso.

 

La unidad propuesta no puede ser para celestinear un gobierno corrupto y corruptor como ha sido el de Rosales en el Zulia porque entonces se estaría trasmitiendo el mensaje de que la oposición no es distinta, que no puede encarnar las esperanzas del pueblo, y que la mejor política es irse a otro lado como hacen muchos jóvenes cuando emigran.

 

Y no me vengan los y las alienadas con el estúpido argumento de que en el gobierno hay más corruptos por metro cuadrado que en una gobernación o alcaldía de la oposición.

 

Eso a pesar de ser verdad es una verdad inútil salvo que la oposición esté dispuesta a denunciar los jefes de la revolución roja rojita que se han enriquecido escandalosamente en estos diez años y dejar mientras tanto que Rosales intente explicar de dónde sacó cobres para regalar costosísimos relojes a periodistas, comprar casas dignas de estrella de Hollywood en USA, haciendas en Venezuela y pare de contar.

 

DESCENTRALIZACION:

 

En la oposición abundan los leguleyos. Son tantos que han logrado que los políticos repitan sus tonterías cuando gobernadores y alcaldes argumentan contra el zarpazo centralista que se lleva a cabo amparado el gobierno en la mayoría que tiene en la Asamblea Nacional y bajo el pretexto de la lucha contra el tráfico de drogas, la corrupción y la seguridad nacional.

 

En tal sentido recuerdo con la finalidad de resaltar la ineficacia de los argumentos leguleyos, aquel pasaje histórico en el que un Diego Bautista Urbaneja le recordó a un Presidente venezolano que la mitad de su biblioteca –la del doctor Urbaneja- demostraba la legalidad de un decreto y que la otra mitad lo contrario.

 

Sabiendo que así se practica el Derecho en Venezuela  prefiero contestar las acciones del ejecutivo con argumentos políticos que cualquiera entiende.

 

Cuando el gobierno arrebata puertos y aeropuertos que hasta ayer estaban en manos de gobernadores de oposición es natural que invente excusas y mentiras para ocultar sus verdaderas intensiones que no son las esgrimidas.

 

No se trata de lucha contra el tráfico de drogas porque Hugo Chávez no cayó en cuenta ayer que por El Guamache o Puerto Cabello sale del país cocaína o marihuana; aparte de que apuesto a que de los puertos venezolanos va a seguir saliendo el mismo material mañana o pasado bajo las narices de los militares que pongan a mandar en las instituciones ahora intervenidas.

 

Tampoco actuó Hugo basándose en principios de seguridad nacional porque a fin de cuentas el golpe de Carmona se urdió en los cuarteles y no en los puertos y aeropuertos de Carabobo, el Zulia y Nueva Esparta.

 

Tampoco es válido hablar de corrupción porque si la hubo con los Salas o con Rosales la habrá, incluso peor, con los rojos rojitos que pongan a manejar ahora los puertos y aeropuertos que pasan al gobierno central. Lo que busca el gobierno del igualitarismo tras estas acciones es el afán de agarrarse lo poco que dejará en pie la crisis que se avecina  y que se hunda el resto del país porque eso a Hugo Chávez no parece importarle.

 

Un buen padre de familia ordenaría que todos se ajusten el cinturón proporcionalmente como lo hizo Rómulo Betancourt en 1960 cuando las arcas del Estado quedaron vacías porque los ricos de Caracas ingresaron a la Junta Provisional de Gobierno, a la caída de Marcos Pérez Jiménez, para cobrarse lo que les debía la dictadura y que se friegue el resto.

 

Lo que haría un buen padre de familia es lo que hizo Betancourt en 1960 pero ya sabemos que clase de padre tenemos.

 

El gobierno nacional en el 2009 le arrebata a las gobernaciones, al estilo Pedro Navaja, sin necesitar consejos de leguleyo, las pocas instituciones públicas que dan ganancias en momentos en que los presupuestos colapsan porque ya está llegando la crisis que según Hugo nunca llegaría.

 

Es como si el papá de un grupo familiar, a medianoche se parara de la cama, no para orinar sino para comerse la poca comida que queda en la nevera. Y que se frieguen al día siguiente los hijos, la mujer y la suegra. Por eso constitucional o no, me parece que esta ley es sobre todo una gran inmoralidad del ejecutivo nacional y una cabronería de los diputados que la votaron (email: doalra @ yahoo.com).
















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