Domingo Alberto Rangel M.

La SIP, merecidamente premia al ciudadano Granier, pero por razones inmerecidas...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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La Sociedad Interamericana de Prensa, mejor conocida por sus siglas SIP, acaba de premiar a un conocido comunicador venezolano por su labor en pro de la defensa de la libertad de expresión o de imprenta como se llamaba antes a este derecho.

 

Desde luego que la SIP puede premiar a quien quiera y bajo los considerandos que sean pertinentes. Sí, pero admitiendo esto también debemos admitir que hasta este modesto escribano también tiene el derecho de exponer sus objeciones al galardón con el que premiaron a Marcel Granier.

 

Dice la SIP que el Presidente de 1BC ha luchado por defender la libertad de expresión y a este respecto se puede argumentar que eso es verdad siempre que se explique que se trata de la defensa de la libertad de Granier principalmente, o, en el mejor de los casos la relacionada con los intereses comerciales del susodicho.

 

Para quienes no entiendan esto que yo digo, probablemente embobados como efecto de las campañas y contra campañas con que en la Venezuela contemporánea se elevan o hunden las personalidades o la utilidad de las instituciones sin que esto esté relacionado con la verdad, para esas personas vale la pena recordar los avatares que rodearon el nacimiento de Televen como tercer canal de la televisión nacional en Venezuela.

 

Fue en el gobierno de Jaime Lusinchi cuando el poderoso Estado venezolano decidió “permitir” que en el país se pudiera ver un tercer canal de TV, aparte de los ya existentes para la época. Entre esos canales debo mencionar a los fines de esta columna a RCTV que era propiedad de la familia política de Marcel Granier.

 

¿Y qué hizo en esos años el ciudadano Granier, hoy premiado por la SIP?

 

Respuesta: Lo mismo que habría hecho un empresario mercantilista del siglo XVIII o un adelantado español en época de la Colonia, valga decir que Granier ni corto ni perezoso comenzó una campaña dirigida a impedir la libre competencia de Televen como tercer canal comercial.

 

Esa posición explica que el homenajeado por la SIP en aquellos años procediera a limar asperezas con la principal competencia de RCTV a los fines primero de evitar el nacimiento de la nueva concesión y, en caso de que esto no resultara, a promover el asesinato de la misma.

 

Lo que sucedió es conocido y es importante recordarlo para que las cosas no se repitan más adelante.

 

Tan conocido es el hecho que hoy día se considera “clavo pasado” la formación de un cartel cuyos miembros, los dos canales de TV existentes, el controlado por Granier y el de la familia Cisneros, dedicaron todo su poder mediático, económico y político, a evitar, de la manera más "democraticamente" posible, que Televen una vez funcionando tuviera un solo anunciante de ser posible.

 

Tan “clavo pasado” es esto como lo son los chantajes y amenazas que recibió el gobierno de Lusinchi desde el canal manejado por el ciudadano Granier para obligar al Presidente a cambiar de opinión y revocar la concesión que le había otorgado a los Camero de Televen.

 

Amenazas y chantajes que habrían desaparecido si por arte de biribirloque el Presidente hubiese eliminado la concesión del tercer canal que le hacía la competencia a RCTV.

 

Por ello considero, a riesgo que cualquier pendejo me catalogue como le venga en gana porque ahora en Venezuela no se razonan las tesis de nadie, que la SIP podría premiar a Marcel Granier por la valentía con que enfrentó en este mundo de cobardes y paniaguados al gobierno venezolano durante la pelea que sostuvo por mantener la concesión de RCTV, pero en cambio no lo debería haber premiado por la supuesta defensa de la libertad de prensa que conlleva aceptar la libre competencia, incluso la de Televen.

 

A estos posibles pendejos (as) les recuerdo Valentía no es sinónimo de Ciudadanía porque ambos productos son harina que provienen de costales diferentes. Punto.

 

Dicen por otra parte que del árbol caído no se debe hacer leña lo cual me parece una soberana tontería.

 

Si, pero: ¿Se puede considerar al ciudadano Granier un “árbol caído?”

 

Caídos estamos cada vez más los ciudadanos de a pie.

Los que por carecer de instrumentos de presión mediática, política o económica, sufrimos las consecuencias de controles de cambios, precios y devaluaciones... en vez de ver estas anomalías como “oportunidades para enriquecerse aún más”.

 

Para enriquecerse fácilmente diría uno, y para dejar el botín a buen recaudo en un banco de cualquier paraíso financiero en el exterior. Así las cosas.
















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