Domingo Alberto Rangel M.

Gracias, Comandante: Firmado, George W. Bush...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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En los anales de la ONU no hay registro donde conste  un discurso que sirviera a tantos intereses como el del comandante Chávez la semana pasada.

 

Quizás ello explique la cantidad de aplausos recibidos y es una lástima que el distinguido orador no pueda “cobrar” las palabras a los beneficiarios que ahora se irán con la cabuya en la pata.

 

Comenzando por el señor Diablo, el mismo que mimetizado como Presidente de los Estados Unidos dejó impregnado el salón de reuniones con el hedor del azufre, según recordó el fino olfato de nuestro Presidente como cuando uno acusa al vecino de silla que soltó la ventosidad y se hace el loco.

 

Merced de los calificativos que Hugo le endilgó a George Walker la campaña de los congresistas republicanos recibió un inesperado empujón de cinco puntos.

 

Gesto que lo pagó en especies el embajador Brownfield quien tras dos meses de vacaciones admitió que su gobierno fue “el culpable” por la enchironada de hora y media que sufrió el canciller Maduro en el JFK.

 

Ahora todos están contentos pero de rabia porque así como ningún pueblo tolera que un extraño insulte a su Presidente, aunque el susodicho sea habitúe de los Alcohólicos Anónimos, se haya apartado de la norma republicana del gobierno limitado, y por ambicioso haya metido al país en el callejón sin salida de una guerra que por los momentos le cuesta al contribuyente 300. 000 mil millones de dólares; así mismo a ningún patriota venezolano le puede gustar que encanen al Canciller aunque lo merezca por la parada en Miami que intercaló cual comprador compulsivo en el viaje de retorno.

 

Es que ni en el billar a cuatro bandas se ven a menudo jugadas tan elaboradas como está que si no fue planificada por ambos gobiernos, entonces puede ser un invento de John Le Carré.

 

Pero los parabienes deberían ser universales porque el discurso de Hugo Chávez por igual le rindió frutos a gobiernos enfrentados como es el caso de Israel y de Irán donde sirvió, en el primer caso, de pega loca que unió tras el liderato del señor Omert a tirios y troyanos, valga decir palomas y halcones que rechazaron unidos los señalamientos de nuestro Presidente; y en el caso de Irán como motivo para montar fiesta y celebrar el apoyo de Venezuela a un gobierno que entre celebración y celebración no se digna a discutir el por qué allí se obliga a las mujeres a taparse como si fueran momias.

 

Es que en el Medio Oriente sucedió lo mismo que en Venezuela donde el discurso de Hugo sirvió para que todos celebraran.

 

Desde la oposición puntofijista que no desperdició la oportunidad para demostrar que son capaces de venderle el alma no digo al Diablo sino a un Elfo con tal de contradecir cualquier cosa que diga o haga el Presidente.

 

Así hemos visto una caravana de declarantes que armados del Manual de Buenas Costumbres del coronel Carreño le cobran a Hugo las patanerías del discurso pero satánizan al Canciller por haber sido autobusero o por haber comprado los pasajes de contado como si eso fuese un delito.

 

Pero igual los seguidores de Hugo también tendrán motivo de celebración porque según dicen por primera vez un Presidente venezolano le mete el dedo en el ojo al imperio y en eso quedará el debate porque con tanta polarización será imposible separar el polvo de la paja y convenir por ejemplo que el Presidente dijo cosas interesantes, como acotó un corresponsal de Radio Caracol quien luego añadió “en su estilo”.

 

Una polarización que favorece la proliferación de análisis superficiales como los de quienes parecen más estadounidenses que venezolanos, y que por sonsos que no se dan cuenta de que si el gobierno de los Estados Unidos no hubiese querido que insultaran más de la cuenta al Presidente, no habría permitido la conferencia en Harlem y Hugo habría recibido el mismo trato de Fidel antes de la enfermedad: De la ONU al hotel y de allí al aeropuerto.

 

Similar razonamiento se puede aplicar a la hora y media de vejámenes a Nicolás Maduro acusado por la prensa escuálida de los delitos de chocar un metrobus años atrás y comprar pasajes de contado.

 

Acusaciones que generalmente hacen las momias de la diplomacia que después de pasar toda una vida mamando del presupuesto y no haber conseguido un solo triunfo internacional ahora critican lo criticable pero con motivos sacados de la feria de vanidades.

 

LA PARAGUA:

 

Es muy extraño que un gobierno como el venezolano, que dragonea su antiimperialismo en la ONU, aplique en su territorio el recetario de los grandes países en materia de ambiente y derechos de propiedad.

 

En La Paragua, sea lo que sea pero parece otra masacre, el gobierno aplica la agenda trasnacional que solamente admite en la minería la presencia de grandes conglomerados capitalistas y excluye a los chiquitos.

 

El SENIAT por su parte persigue a los llamados piratas para solaz de las grandes empresas disqueras y elaboradoras de "software", empresas de USA y Europa principalmente.

 

No les importan a estos revolucionarios los consumidores venezolanos a los que piensan obligar a comprar CD´s originales a 25. 000 en vez de “quemados” a 2.000. 

 

Mientras tanto en las calles seguirán matando venezolanos, la economía seguirá palo abajo y será más fácil pegar la lotería que conseguir un trabajo decente.
















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