Domingo Alberto Rangel M.

En defensa de la libertad de otros: Con sentido común AD resiste el asedio mediático














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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Quienes pensamos que el don de la libertad es fundamental en el desarrollo humano estamos obligados a temer lo peor.

 

No solo esperamos patadas de un gobierno con instintos totalitarios sino también de algunos medios de comunicación que insisten en tomar el lugar de los partidos para erigirse en dueños de “la verdad” que es como llaman la defensa de sus intereses.

 

Si un usuario independiente -que es como antes llamaban a la casi mitad de la población adulta que ahora en Venezuela llaman “ni, ni”- enciende su televisor con la intención de saber ¿qué piensan los adecos?, se encontrará en que esos especimenes prácticamente están desaparecidos de la pantalla chica.

 

Los disminuidos adecos aparentemente no existen para la TV salvo por los pocos militantes de ese partido que invitan para hacer el papel de comparsa cuando aceptan defender el punto de vista del entrevistador que por suponerse neutral ante la pugna política no debía apoyar ningún punto de vista en especial.

 

Entonces es así como vemos que las preguntas que enfrentan los pocos adecos que por estos días invitan a los programas de opinión en la TV, evidencian el rol que le otorgan al partido que en 1941 fundó Rómulo Betancourt, los entrevistadores que invitan adecos a sus programas para preguntarles con aires de manipulador de feria, si van a apoyar las aspiraciones del gobernador del Zulia y nada más: ¡para estas periodistas y locutores el único y triste papel de un partido con sesenta y cinco años a sus espaldas y varias presidencias en su haber es ser parte del chiripero de Rosales¡

 

Muchas veces he dicho que AD no debería tener inconvenientes en apoyar una candidatura puntofijista, socialista y estatista, como es la de Rosales –también perecista, ojo, que por allí está la clave para entender la abstención de los adecos-, pero, si a los acciondemocratistas no les viene en gana apoyar al gobernador del Zulia ese es su problema.

 

No es el mío porque soy liberal, porque respeto la libertad de otros para que respeten la mía, y tampoco debería ser el problema de periodistas y locutoras que han trastocado sus espacios de opinión y análisis en meta partidos políticos, con lo cual ni hacen periodismo ni dejan hacer política a sus invitados.

 

Sin embargo esa es la realidad y con semejantes burros tenemos que marchar de manera que hasta la víspera del tres de diciembre Acción Democrática seguirá resistiendo impertinencias de todo tipo por parte de entrevistadores y entrevistadoras, para decirlo en la jerga actual, que se empeñarán en hacerle cambiar a Ramos Allup  y los suyos la decisión de abstenerse en las elecciones tomada por el único partido que por los momentos existe en Venezuela.

 

Entrevistadores cuyos equipos de producción solo tomarán en cuenta adecos que mantienen posiciones encontradas con la directiva de su partido porque irán a votar por Rosales en contra de lo que libremente decidió la mayoría.

 

Sin embargo y como he dicho que AD a mi juicio es el único partido que resta en Venezuela pienso que a estas alturas del relato se impone recordarle a los lectores del TERCER POLO que ni he cambiado de opinión, ni salto talanqueras, ni me he vuelto loco, ni pienso pedir la inscripción en el otrora “partido del pueblo”. Nada que ver.

 

Una cosa es pensar que para salir del embrollo en que está metido el país –como dice Alberto Mansueti- es necesario llevar al poder un gobierno y partido liberal, de corte distinto al que ofrecen los actuales candidatos –incluyendo a Rosales o al que ofrecería AD en caso de que el viejo partido dejara su actual posición de abstencionistas- y otra diferente actuar como si la realidad no existiera.

 

Y la realidad indica que AD es con mucho la única organización política de cobertura nacional que ni es montonera ni tampoco club de muchachitos sifrinos.

 

Por eso es capaz de resistir la presión de los medios.

 

Una organización de esa naturaleza, con ideología propia y tradición nunca será doblegada ni se dejará manipular por los llamados a “botón” que curiosamente le hacen desde la radio y la TV algunas figuras que, o fueron los responsables de la caída en desgracia de AD como es el caso de Octavio Lepage, o que nunca activaron en el partido como militantes, tal es el caso de algunas hijas –e hijos- de ex Presidentes o ex jefes de AD que después de toda una vida desentendidos del país ahora acuden a las cámaras de la TV para recordar que “AD no es abstencionista” como si en el pasado no lo hubieran sido Leonardo Rúiz Pineda, Alberto Carnevalli y el propio Rómulo Betancourt que intuyeron lo que le iba a pasar a Jóvito Villalba y por ello decidieron que AD no participaba en la charada.

 

AD sigue siendo con mucho la única organización política existente y esa cualidad que explica su fortaleza debemos tenerla en cuenta los liberales que nos hemos dado a la tarea de construir un partido para sacar a Venezuela del embrollo en que estamos metidos.

 

AD es la misma organización altiva que en 1962 fue capaz de decirle “no” a su fundador, a Rómulo Betancourt a la sazón Presidente de la República quien en una Convención le pidió al partido apoyar la candidatura primero del doctor Rafael Caldera como retribución a COPEI por haber apoyado a su gobierno en medio de pronunciamientos militares y guerrillas; y luego la de Carlos Andrés Pérez, su Ministro de Relaciones Interiores.

 

En ese entonces AD libremente escogió a Raúl Leoni como su candidato y no pudo Miraflores cambiar la opinión del partido.

 

¡Que diferencia con el MVR que es incapaz siquiera de chistarle a Hugo Chávez cuando este anuncia la creación de un “partido único de la revolución”¡

 

¡Que diferencia con los opositores clubes de sifrinos, partidos de maletín o mediáticos, que no le aguantan dos pedidas a la primera entrevistadora o conductor de programa que los invita para dictarles la pauta -mejor dicho, los disparates- a seguir¡

 

El problema de participar o no en las elecciones en el caso de los adecos es de ellos y la directiva los resolvió abteniéndose en las elecciones de diciembre según sus intereses y puntos de vista, pero el problema de unos periodistas y locutoras emperrados en forjar irresponsablemente el curso de los acontecimientos nos atañe a todos porque eso también es dictadura y nosotros los liberales no propiciamos dictadura alguna.

 

Mientras tanto AD con un sentido común que no abunda en la Venezuela actual resiste los embates de anclas, periodistas y locutoras.
















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