Domingo Alberto Rangel M.
Ojo al parche: No juego golf pero si defiendo la propiedad privada... |
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Los seguidores de las teorías
basadas en que la historia está escrita sobre la base de conspiraciones están de
plácemes a raíz de las patanerías del alcalde Metropolitano de Caracas. Para esa gente todo es parte
de un teatro chusco cuyo guión contempla que mientras dure la campaña electoral y el ciudadano Presidente
esté de viaje los personajes menores –como el periodista y profesor universitario
Juan Barreto por ejemplo- deben crear tanto caos como puedan al punto que una vez retornado de su viaje el ciudadano
Hugo Chávez Frías la gente asustada le pida de rodillas al Presidente que meta en cintura a sus locos. También he escuchado personas dispuestas
a jurar que todo este teatro es parte de un siniestro plan concebido para subir la aceptación
pública de los alcaldes de Primero Justicia cada vez que sus puntos caen, ya sea porque la gente comienza a compararlos a
uno con Irene Sáez y al otro con cualquiera de sus predecesores, o porque repentinamente les da por pelearse entre ellos y
la gente cree que son capaces de dividir irresponsablemente los haberes del partido. Esta gente jura que la corta
pasantía por Puede ser o no ser porque este
tipo de explicaciones adolece de pruebas: Se trata de una teoría sobre la cual o se tiene fe
o igual se piensa que se trata de otra charlatanería, como la virginidad de los ángeles. Pero en el lamentable
episodio del Concejo Metropolitano de Caracas hay cosas de fondo, más allá de otras minucias como
las patanerías, barrigazos, escupitajos y una capacidad de aguante digna de Ghandi que demuestran tener los alcaldes de Primero
Justicia cuando en vez de levantarse con la dignidad y arrojo que demostró el rector de Me refiero a que el
alcalde Barreto se arriesgó más allá de lo calculado cuando nuevamente insinuó la expropiación de unos campos de golf –ahora
le tocó el turno a los de Pero, en lo que no acertaron
fue en la parte de la expropiación en si misma. Veamos. Como juez de paz
me tocó en días pasados actuar a petición de algunos vecinos en el barrio de Ojo de Agua –Baruta- a raíz precisamente
de la amenaza de invasiones por parte de ciudadanos que se supone fueron trasladados hasta los terrenos a
invadir, en autobuses pagados por Si
Juan Barreto hubiese estado allí ese día habría constatado que en ese barrio la gente había procedido a proteger todo terreno
limpio mediante el sencillo procedimiento de hincar en la tierra pequeños carteles con la frase “Propiedad Privada”,
a veces escrita con ”v” y a veces con “b”, pero, Misión Robinson aparte el sentido era el mismo. La propiedad privada, bastante
intervenida en Venezuela a raíz de las últimas Constituciones, sigue teniendo dolientes –entre
los que se cuenta este escribano- a pesar, o probablemente a consecuencia, del empobrecimiento de la población. Proceso que
poco a poco comenzó paradojicamente el último año del boom petrolero de la primera presidencia de C. A. Pérez
cuando creció la corrupción, la desinversión y el número de pobres a pesar de que en ese entonces solo se dieron cuenta algunos
académicos y los propios pobres cuya opinión contaba poco porque estaban "excluídos". Pienso que las patanerías
del alcalde Barreto, aún cuando no constituyen delito, pueden ser en todo caso denunciadas
ante el Concejo Moral Republicano como faltas graves y repetidas, y luego sentarse a esperar la decisión sin
hacerse mayores esperanzas. De allí eso, "no pasa a mayores". Si,
pero el episodio revela más que el hilo dental que usan algunas jovencitas en las playas: La clase política venezolana y la
jauría mediática prefieren personalizar el insolente ataque del ciudadano Barreto a los alcaldes de Primero Justicia, en vez
de reclamar lo que en el fondo postula el alcalde Metropolitano. Medios y políticos alineados
con una de las minorías, patalean y reclaman, como si el gordo hubiese insultado, ironisado y escupido a los municipios
Baruta y Chacao del estado Miranda –craso error porque entonces toca asimilar los insultos al Presidente
de Los fablistanes y políticos
alineados en el otro bando se contantan con negar la patanería de Barreto que evidentemente ocurrió porque hay
demasiados testigos para negarla. A mi modesto entender lo
que se debe rechazar con mayor vigor en medio de este aparente teatro, es la negación de la propiedad privada como
base de persistencia de la familia y principal motor de progreso humano conocido. Allí
debemos colocar el debate: Colectivismo o individualismo. En el primer caso podemos seguir como estamos, o llegar incluso
al comunismo, en el segundo se puede comenzar a recobrar la senda de la prosperidad. Así las cosas porque discutir sobre la
base de "quítame esas pajas" revela el primitivismo de algunos políticos y periodistas. |
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