Domingo Alberto Rangel M.
Otra guerra perdida |
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Hace un cuarto
de siglo George Bush, padre del actual Presidente de los Estados Unidos, era el vice de Ronald Reagan y declaró Desde ese día
siete administraciones republicanas y demócratas han pasado por Lo extraño es que cuatro Presidentes de los Estados Unidos no hayan logrado los objetivos propuestos
y que ninguno se haya atrevido a modificar la estrategia y filosofía utilizadas para combatir una Guerra de las Drogas que
consume inmensos recursos sin conseguir victoria alguna. Y que no me
vengan a recordar los defensores de El argumento
sería válido si con Escobar Gaviria hubiese desaparecido el comercio de la cocaína. A mi entender en Colombia lo que hubo fue un cambio de accionistas en el negocio luego de haber gastado inútilmente centenas de miles de millones
de dólares del contribuyente estadounidense en una guerra que se perderá como la de Viet Nam o la de Irak. No fue ningún triunfo de la DEA o de la Guerra a las Drogas comenzada por el papá del actual
Presidente de USA. Los mafiosos
pasaron de ser socios mayoritarios de un funesto negocio a formar parte de la comparsa. La ecuación se invirtió y políticos, banqueros y militares aumentaron su tajada en desmedro de los
contrabandistas que volvieron a ser la carne de cañón porque el comercio y uso de las drogas no ha disminuido un ápice a pesar
del cuarto de siglo que lleva la principal potencia del planeta peleando sin domeñar
al enemigo. La Guerra a
las Drogas nunca será ganada si se combate usando la misma estrategia que los Estados Unidos emplearon contra el alcohol durante
la Prohibición. Y debido a la
persistencia de tal error, voluntario error porque los recursos que consume la DEA en USA y sus imitadoras
en Latinoamérica son inmensos, continuará en ascenso la progresión de víctimas inocentes, sobre todo jóvenes,
que verán truncadas sus vidas inútilmente. Pero, ¿qué hacer? Los libertarios
partimos de que es imposible que un gobierno pueda evitar que alguien haga lo que quiere hacer. Por eso no hay
leyes contra el suicidio que es el extremo. Sin embargo
es posible asimilar la experiencia de los Estados Unidos y de la vieja España en los casos del alcohol y el tabaco donde ambas
potencias modificaron sus comportamientos y comenzaron a ganar guerras que se estaban perdiendo por la mojigatería de
unos y la hipocresía de otros. Alcohol
y tabaco eran equivalentes a las drogas antes de ser domeñados por la ciencia y la tecnología. La industria
química está en capacidad de suprimir los efectos más dañinos de las drogas que hoy
día están de moda en este mundo. Si se procediera a legalizar ciertas drogas y permitir su comercio sólo bajo rigurosos controles industriales, bajarían dramáticamente las muertes. El uso de otras drogas sería
penalizado drásticamente. Se cobrarían
más impuestos, el precio bajaría, aumentaría el trabajo y sobrarían fondos para la ayuda internacional. Unica condición
para comenzar a cambiar una situación que mucho mal le causa a la humanidad: ¡Admitir que |
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