Domingo Alberto Rangel M.

Caso Sindoni: Cuando el Estado se desborda el hampa hace de las suyas...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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Muestra de los límites que hemos alcanzado en materia del absurdo fue la respuesta que algunos voceros, como de un tiempo para esta parte gustan calificar a quienes hablan por si mismos pero quieren esconderse tras de algún “colectivo”, ofrecieron a manera de explicación sobre el asesinato del empresario Filipo Sindoni.

 

Hubo entonces y así quedó para los registros quienes aseguraron, una vez conocido el hecho, que había sido “el gobierno” quien mató a Sindoni, así de simple.

 

Sin embargo y como nadie es dueño de la estupidez, otros voceros aseguraron que la CIA habría asesinado al ítalo venezolano, buscando desestabilizar a Venezuela.

 

No debemos avergonzarnos los venezolanos por este tipo de respuestas automáticas y poco meditadas.

 

El síndrome del “mal de muchos” equilibra las cosas y juega a nuestro favor ya que el gobierno italiano, que hasta nuevo aviso sigue siendo parte del primer mundo, en vísperas de unas elecciones le exigió a su contraparte venezolana el fin de los secuestros que contra sus connacionales lleva a cabo el hampa en estas tierras.

 

¡Habrán visto tamaño desparpajo!

 

El comendatore Berlusconi, que gobierna un país donde entre tantas cosas buenas también producen y exportan mafiosos y donde hasta el propio concepto de “Cossa Nostra” lo tienen patentado, ahora le pide a Venezuela, que cuide a sus connacionales porque aquí han secuestrado y asesinado italianos.

 

Apartando el hecho de que aquí corren peligro sobre todo los venezolanos, el Comendatore Berlusconi habla como si en Italia no operaran sangrientas mafias de sicilianos, calabreses y sardañolos para no hablar de la mafia política que asesinó a Aldo Moro hace tantos años, crimen que hasta ahora ha quedado impune porque nunca llegaron a señalar aquel “Grande Vecchio” que supuestamente era el autor intelectual.

 

A mi entender Berlusconi debería poner orden en su propia fiesta desencamando los casos del Banco Ambrosiano, de los casi cien jueces y fiscales que asesinó la mafia en Italia y otras menudencias antes de reclamarle nada a Venezuela, porque para ello carece de autoridad moral. Punto.

 

Pero, del horrible asesinato de Filipo Sindoni -y ahora el de los jovenes Fadoul- y de las condiciones que hacen de Venezuela un país inseguro se sacan otras lecciones que dejan mal parado a nuestro gobierno, incluso a la sociedad entera.

 

Por ejemplo, que tanto oficialistas como escuálidos han reaccionado ante el crimen de Sindoni porque se trata de una víctima poderosa lo cual demuestra cuan alejados del pueblo están unos y otros a los que aparentemente poco les importan los anónimos cotidianos que a causa de robos y pequeños secuestros mueren todos los días en los barrios y urbanizaciones.

 

¿Qué dicen oficialistas y escuálidos sobre los  asesinatos de empresarios más modestos que son los que en medio de condiciones difíciles dan empleo, pagan impuestos, proveen servicios y mueren a diario víctimas del hampa en los barrios y urbanizaciones poco elegantes?

 

Me refiero a los bodegueros y similares que a diario roban y matan en sitios donde no pasa ronda la policía y tampoco cubren las televisoras.

 

¿Y qué dicen los estatistas polarizados de un Estado desbordado por el hampa como es el venezolano?

 

De un Estado que por querer abarcarlo todo no cumple con su finalidad primordial que es preservar y garantizar el orden en las calles y avenidas, en las urbanizaciones y los barrios porque los recursos de las policías y del sistema de justicia se botan en regalos que se dan al voleo, no solo en el país, sino allende las fronteras.

 

Nada pueden decir y de hecho nada dicen, salvo pantallear haciéndose pasar por familiares de las víctimas cuando hipocritamente se rasgan las vestiduras ante las cámaras de la TV para anunciar con cara de circunstancias que "están de luto", condición que se acaba una vez llegado el receso de Semana Santa; o cuando oficialistas y escuálidos proceden a lanzarse acusaciones los unos a los otros, con lo que comprueban la hipótesis de que en el fondo puntofijistas y gobierneros son parte del mismo sistema. Del estatismo que en América Latina ha fracasado y seguirá fracasando.

 

Nuestra propuesta liberal busca provocar un cambio radical como respuesta a tanto malestar.

 

Un cambio que ponga al Estado a hacer las cosas para las que sólo él sirve y que deje a la sociedad producir riquezas.

 

Un cambio radical que nunca lo harán los estatistas… ni los que ahora gobiernan… ni los que antes gobernaron.

 

Por eso no soy “chavista” pero… “no volverán”.
















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