Domingo Alberto Rangel M.

Por un CNE libre de caballos de Troya y mujiquitas...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















domingo_rangel_bn3c.jpg

 

 

 

Por estos días el CNE copa la agenda.

 

Es lógico por la importancia que tiene el Poder Electoral como institución capaz de legitimar la renovación, por vía electoral e incruenta, de los otros poderes.

 

Pero también porque los actuales Rectores deben ser substituidos  al menos parcialmente luego de ser objeto de la mayor campaña de descrédito que se recuerde desde que los generales Juan Vicente Gómez y Marcos Evangelista Pérez Jiménez dejaron el poder.

 

De manera que solo la historia, luego de muchas décadas, podrá hacer un balance equilibrado de la labor que llevó a cabo el equipo que encabeza el siquiatra Jorge Rodríguez, personas que en momentos difíciles dieron el paso adelante que significa pasar de unas elecciones donde prevalecía el conteo manual y el acta “mata voto” que se va sumando en diversas instancias, al escrutinio y totalización computarizados.

 

Mientras tanto habrá que renovar el CNE porque no es concebible que el próximo Presidente sea proclamado por un Poder Electoral en el que un porcentaje importante de los electores, por las razones que sean, simplemente no confíen.

 

CANDIDATO:

 

Dicho esto paso a comentar con mis lectores que un grupo de jueces de paz ONG¨s y dirigentes vecinales, me han propuesto para integrar la próxima directiva del CNE.

 

Esta generosa propuesta la he aceptado a pesar de los peligros que conlleva, razón por la cual comento el hecho con mis lectores de esta columna.

 

DOS OFICIALISMOS, DOS OPOSICIONES:

 

Como he venido comentando en el país hay una mezcolanza que afecta tanto al gobierno como a la oposición.

 

En tal sentido observo en el oficialismo la existencia de  personas obsesionadas en vender la idea de que el Presidente llegó al poder para “hacer una revolución”, como Fidel Castro.

 

Ignoran o no quieren ver estos ciudadanos que el comandante Chávez no ganó una guerra sino muchas elecciones, y que por ello siempre tendrá una oposición que tiene el derecho a creer que hay distintas y mejores soluciones para los problemas que intenta solucionar su gobierno, y que esta oposición debe estar representada en el CNE.

 

Estos talibanes del oficialismo son las gentes que a mi juicio más daño le hacen no solo a su líder sino al país ya que con su actuar impiden que gobierno y oposición lleguen a acuerdos o que al menos se respeten en sus desacuerdos.

 

Es gente que con su actuar incrementan la posibilidad de que en Venezuela se encienda un conflicto como el que devastó al Líbano o, sin ir más lejos, a Colombia.

 

Pero también hay dos oposiciones, como he venido señalando.

 

Una, la vieja a cuyos integrantes ahora, después de perder el poder, del dio por ser talibanes.

 

Es la misma disparatada oposición del paro petrolero, la plaza Altamira, guarimbas y Coordinadora ahora en proceso de eterna reencarnación.

 

Es la oposición que decidió no ir a elecciones porque no le conviene contarse y que está dispuesta a desacreditar al CNE aún en el imposible que entre sus Rectores escojan al doctor José Gregorio Hernández o a la misma madre Teresa de Calcuta.

 

NULIDADES:

 

A pesar de que los integrantes de esta vieja oposición, donde hay mucho cacique y pocos indios, no significan nada para el futuro del país –repiten a diario como loros necedades como que el peor enemigo del venezolano no es el desempleo o la corrupción y la inseguridad sino la máquina “capta huella” etc.- como si esos fuesen los reales problemas que afectan al venezolano, de todas maneras sus engreídos integrantes sobreviven merced del apoyo que le dan algunos medios masivos, donde a diario los acogen a condición que repitan sus gastados mantras en los programas mañaneros de la TV y la radio para solaz del oficialismo que sabe que con esos enemigos tiene el 2021 asegurado.

 

Esta oposición pedirá hasta el final lo que ningún CNE está en posición de conceder, pero, si los complacen igual pedirán más porque incapaces de convencer a las mayorías no se pueden contar porque tampoco tienen ideas, programas o proyectos para aguantar con el valor que da la certeza de estar en el camino justo, el chaparrón de una derrota que se pueda capitalizar en el futuro.

 

LOS DIPUTADOS:

 

En estas condiciones los diputados oficialistas que son todos, tienen una gran responsabilidad y dilema.

 

No pueden integrar un CNE  a su imagen y semejanza cómo sería de esperar.

 

Pero tampoco pueden ungir Rectores que a su vez sean caballos de Troya predeterminados a renunciar quince días antes de las elecciones, respondiendo a intereses externos como evidentemente va a suceder en caso de que los diputados caigan en la tentación de escoger personajillos que alguna vez fueron Rectores o que fungen como “técnicos” electorales.

 

Si quieren un Rector que ni se compra ni se vende, que respetará los resultados sean los que sean. Que respetará a la prensa pero se hará respetar por los periodistas que lo quieran despretigiar, multiparcial , despolarizado, liberal y de "oposición" porque a diferencia de muchos "opositores" nunca voté por el Presidente,y dispuesto a trabajar en equipo para resolver los problemas, estoy a la orden porque acepté la postulación de mis colegas los jueces de paz.
















3erPolo