Domingo Alberto Rangel M.

Esta bien protestar, pero en apoyo al futuro, a la producción y al empleo...














Domingo Alberto Rangel M.





3erPolo
















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Gracias al 23 de enero han subsistido muchas personas en estas tierras venezolanas sin tener que cumplir con la maldición bíblica de ganarse el pan con el sudor de la frente.

 

No en balde abundan quienes reivindican la fecha sin rendirle cuentas a la historia como debería ser.

 

A tal respecto advierto que estos viudos y viudas del 23 de enero y de su “espíritu” no son ciudadanos comunes, preocupados por el desempleo o la inflación y el malandraje, sino políticos aventajados que se aprovechan de las dificultades del venezolano actual para exigir olvido y logrado este objetivo, poder llevar al país sin obstáculos ante una falsa disyuntiva que podría formar parte del guión de una película donde los protagonistas no solo son mafiosos sino manipuladores.

 

Si usted no se encabrita en el aniversario de la caída y fuga del general Marcos Pérez Jiménez, entonces su actitud la interpretan estos sabios persas como gobiernera y siendo ellos los verdaderos mercaderes de la política se atreven a llamar “vendido al oro del gobierno” a quien no los acompañe, aún cuando el señalado haya dicho que tras siete años el oficialismo sigue cosechando pobres por más que digan lo contrario y que esto amerita un cambio, y aún cuando el señalador es un salta talanquera que chupó de lo lindo con el actual gobierno hasta que ahíto como la garrapata se pasó a “la oposición”.

 

Pero, si por el contrario usted le hace caso a estas casandras y toma una bandera nacional a cuestas, la actual, no la reformada de ocho estrellas, y se suma a la marcha que  convocó la nueva edición de la coordinadora, entonces igual estará fregado al endosar sus esperanzas de cambio a unos directivos incapaces de emprender ninguna novedad positiva salvo que por tal se entienda el manido “quítate tu, para ponerme yo”.

 

Por algo la mayor dificultad organizativa en los prolegómenos de la marcha de este 23 de enero fue el “pescueceo” de los auto elegidos que no solo exigieron encaramarse en la tarima sino también el derecho a micrófono que en estos tiempos equivale a la pernada medieval.

 

Así hubo fariseos que siendo ellos mismos candidatos, eternos candidatos porque algunos ya lo habían sido antes de que Hugo Chávez y sus paracaidistas  atentaran contra la Constitución de 1961, se atreven a condenar a quienes han tenido el valor y la responsabilidad de anunciar la disposición a llegar gobernar el país, y que se están preparando para ello, algo normal en un año en el que los venezolanos elegiremos Presidente.

 

Que conste, no estoy defendiendo a ninguno de estos candidatos porque siendo liberal me parece que ninguno de ellos lo es, pero eso sí, señalo lo que para mi es un acto de fariseismo irresponsable por parte de quienes condenan a los candidatos a Presidente porque con mentiras no se gana nada.

 

SIN ESPECTATIVAS:

 

Tal vez estas fueron las razones que habían disminuido la expectativa de asistencia a la marcha del 22 de enero a unos diez o veinte mil opositores en una ciudad que cuenta con tres millones de adultos y uno que otro varguense obligado por las circunstancias a vivir en la capital federal.

 

Por fortuna y desgracia a la vez, la gente por si misma salió a protestar el 22  de enero contra el desempleo, la inflación y la impunidad, con lo que se llenó el espacio de la avenida Libertador de Caracas que media entre la Casa del Artista y más allá del puente elevado donde una distinguida de la guardia nacional zurró a la locutora Mary Montes hace dos años cuando el gobierno autorizó una marcha y después no la dejó llegar al sitio donde deliberaba la OEA con aquella fantomática “Mesa de Negociación y Acuerdos” que presidía el Secretario Gaviria.

 

Pero la dificultad no estriba en que los ciudadanos marchen o dejen de hacerlo porque para eso son libres y bienvenida la protesta que motivos hay.

 

La dificultad, estratégica si se quiere, de este momento queda definida en que frente a un adversario que tiene un lugar en el mundo de las ideas –el Socialismo, ahora “del Siglo XXI”- la oposición aupada desde los medios no propone nada salvo “la unidad” como si estuviéramos en el país bobalicón y romántico del 23 de enero de 1958 que por no saber a ciencia cierta hacia dónde soplaban sus intereses terminó siendo devorado por los mercaderes de la política.

 

El 23 de enero es una fecha gloriosa si se quiere pero igual trágica por los resultados que en herencia nos dejaron un país desmoralizado, hipotecado y al actual Presidente porque una ciudadanía desesperada era capaz, ayer y ahora, de agarrarse hasta de un clavo al rojo vivo creyendo que así se salvarían de sus propios errores.

 

Si no lo creen “Remember Pedro Carmona”.

 

Pero, yendo a los hechos, vemos que los medios han mostrado como fuerza organizativa de la marcha del 22 de enero, la reedición, disminuida, muy disminuida, de la coordinadora por no decir los herederos de la dirigencia que el 23 de enero del 58 fue incapaz de diseñar el camino de la prosperidad en libertad a la Venezuela que heredaron tras la huída del último dictador cuando quizás no había democracia pero Venezuela era un país al que deseaba emigrar casi todo el mundo incluyendo por supuesto a los europeos.

 

LOS UNITARIOS DE AYER SON LOS MISMOS DE HOY Y NO PUEDEN SERVIR PARA NADA NOBLE…

 

Quienes “unitariamente” tomaron el poder, gracias al bobalicón “espíritu del 23 de enero”, fueron politiqueros vendidos e irresponsables a los que sólo el recurso petrolero, la escasa población y la falta de una oposición dispuesta a modernizar el país porque COPEI nunca fue una verdadera alternativa, los salvó por décadas de quedar en evidencia ante el  electorado que en presencia de una oposición seria y distinta a la que se organizó en los “Cuarenta años” y que tanto cacarea el Presidente, habría caído en cuenta del retroceso que comenzó con el renacer de la democracia a pesar de algunos éxitos que se lograron y que nadie discute.

 

Para fortuna de ellos nadie les cobró la factura por cuarenta años, hasta la llegada del comandante Chávez, porque como digo en la política venezolana de ayer y de hoy no aparece una oposición moderna, seria, nacionalista y popular porque el capitalismo liberal es para el pobre que desea progresar más que para el rico que quiere mantener sus privilegios, pero esas banderas en pro de la gente no las ondean ni en broma los líderes del “unitarismo” porque no le conviene a sus mezquinos intereses.

 

En los momentos actuales no se corre sin embargo el mismo riesgo del 23 de enero de 1958 porque en primer lugar por disminuido que esté el presidente Chávez, aún corre en la delantera en este año electoral, y luego la gente ya no es tan ingenua.

 

El riesgo empero está en otro lado.

 

En que si bien hay suficiente gente capaz de organizarse para hacerle entender a los demás que el socialismo no fomenta la creación de riquezas y que el problema de Venezuela no es el exceso sino la falta de recursos monetarios y financieros, nunca habrá solución para la mayoría silente que no está representada ni por el oficialismo ni por la patética reedición de la ex coordinadora que quiere darse un baño de popularidad con el 23 de enero repitiendo discursos vacíos donde los mantras y estribillos estuvieron a la orden del día.

 

Venezuela necesita un liderazgo que hable claro acerca de los reales problemas del compatriota común y silvestre.

 

Una oposición leal a la Constitución y capaz de apoyar al trabajo y a la producción como programa de gobierno en vez de demagogia, corrupción y  vagancia.

 

Un liderato que se proponga en doce años –el máximo que permite la Constitución- duplicar el PIB para crear más y mejores empleos, racionalizar el uso de la energía en un país que exporta petróleo pero sufre de apagones, modernizar y darle seguridad al agro, y poner orden en las calles sin tener que llamar a un golpe de estado gorila, vende patria y anti pueblo como sibilinamente sugiere el octogenario Cardenal Castillo Lara que fue incapaz de frenar los abusos de Blanca Ibáñez cuando tenía poder y que ahora anda echándole leña al fuego sin tener nada que valga la pena en el caldero.

 

Ese liderato dispuesto a apoyar al trabajo y la producción existe pero no está nucleado, por ahora. Es "otra" oposición, la nueva, ojo al parche.

 

DEMAGOGIA PURA:

 

Frente al exabrupto del alcalde Barreto cuando pretende que los cientos de miles de caraqueños que viven en precarias condiciones o carecen de vivienda, quepan, como sardinas en lata, si acaso, en los tres campos de golf de Caracas, salen ahora el candidato Julio Borges y el alcalde López señalando que donde caben todos esos compatriotas es en Fuerte Tiuna y en La Carlota.

 

En vez de promover medidas para descongestionar la capital salen con esta. Que los condenen a los tres a vivir en una lata de sardinas… para que aprendan a no ser tan demagogos.
















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